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Prueba conocida como “el Dakar de las bicicletas”, la Titan Desert es una de mis carreras por etapas favoritas, pues he logrado finalizar su exigente recorrido hasta en siete ocasiones (y sumando). La última vez tuvo lugar este mismo año, como es habitual, en el desierto de Marruecos. Un lugar indómito, bello, duro, seco y arenoso que puso en serios aprietos una vez más mi poder mental y mi resistencia física. Con etapas largas (700 kilómetros en total) y sin apenas el tiempo suficiente para descansar y recuperar fuerzas, las dunas y la soledad fueron testigos de mi sexta proeza en estas tierras hostiles que solo los más fuertes pueden domar. Dunas eternas, pinchazos, averías, sed y calor infernal fueron solo algunos de los ingredientes que condimentaron esta odisea.